La roca y el mar

El fruto de las relaciones suele ser muy diverso, moldean, marcan, sacan lo mejor o lo peor de cada uno, a veces lastiman, otras fortalecen. En ellas se da y se recibe, se hace y se deja hacer.

Entre las roca y el mar la relación es particular. El mar, no se sabe si por deseo o por fatalidad, cubre y acaricia a la roca, con suavidad una veces y con rudeza otras.

La roca, en su total pasividad acepta con resignación lo que el mar le impone. Este la va marcando poco a poco, con lentitud imperceptible, Casi sin querer la domina transformándola, apacigua sus filos agresivos y redondea su fiereza hasta hacerla suave y amigable.

El mar no recibe nada a cambio, porque el mutismo de la roca nunca le permitirá conocer sus verdaderas necesidades...







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