Valle de nada y silencio
El Valle de la Luna Rojo, como se conoce al paraje, es uno de esos lugares en donde aún se puede escuchar el sonido del silencio.
El agua de innumerables lluvias dejó marcas en sus laderas confiriéndole al entorno un aspecto crudo y despojado. Las sombras se alojan en ese entorno de cicatrices, maquillándolo todo con un poderoso juego de claroscuros, que se suma a los estridentes rojos y amarillos de esa tierra descarnada.
Algunos arbustos se animan a crecer en medio de ese enorme espacio colmado de nada.
El agua de innumerables lluvias dejó marcas en sus laderas confiriéndole al entorno un aspecto crudo y despojado. Las sombras se alojan en ese entorno de cicatrices, maquillándolo todo con un poderoso juego de claroscuros, que se suma a los estridentes rojos y amarillos de esa tierra descarnada.
Algunos arbustos se animan a crecer en medio de ese enorme espacio colmado de nada.
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