El placer de mirar

Carmen de Patagones es una ciudad categóricamente sencilla, poseedora de una belleza siempre dispuesta para quien desee disfrutarla.

La mejor hora para saborearla es por la tarde y desde la orilla opuesta. Para eso hay que cruzarse a Viedma, su ciudad vecina. Una vez allí, solo es cuestión de ponerse cómodo y dejar que nuestra mirada la recorra de un extremo a otro como una caricia incesante, disfrutando el placer de un espectáculo apacible, rebosante de placer y sosiego.



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