Refugio de navegantes

Todo navegante que se precie necesita conocer un lugar que lo cobije cuando está lejos del mar.
Alguna taberna que le ofrezca al menos una mesa y una silla donde apuntalar sus recuerdos.
Que tenga caña o vino para aquietar sentimientos lacerados por el sol.
Y donde haya también, por qué no, alguna mujer insondable que escuche sus historias aunque no le importen demasiado, y que con su mirada le recuerde viejos amores que no están.
Todo navegante que se precie debe conocer algún lugar donde preservar su soledad cuando está lejos del mar.

(Antiguo bar "El Puerto", J.J. Biedma y Pasaje del Muelle, Carmen de Patagones, Bs. As., Argentina)



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