Había una vez un gato

Había una vez un gato que al igual que todos los gatos exhibía su indolencia con envidiable maestría.

Se lamía como se saben lamer los gatos, miraba sin interés particular como saben mirar los gatos y también ignoraba su entorno como saben ignorar los gatos.

Era un gato que ejercía su gaticidad con plenitud y sin culpa, como lo hacen todos los gatos.

Fin.








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